En esta ocasión, y bajo mi formación continua en arqueología en conjunto con mis alumnos de la materia Introducción a los Métodos Arqueológicos, me dispuse a aplicar una metodología de enseñanza -desde la práctica- dentro de un salón de clases.
Este consistió en analizar colecciones específicas del Laboratorio de Arqueología para inventariarlas, clarificarlas y palpar los diversos estados de conservación en que se encuentran. Más allá del uso interpretativo de los restos materiales se halla (como lo llamo yo): el entorno de familiarización con el trabajo exhaustivo que subyace la práctica arqueológica. Sigue leyendo